Descripción
David Martínez nació en Caá Catí, Corrientes, en 1921. En 1937 se trasladó a Buenos Aires, ciudad donde permaneció hasta su muerte en 1993. Ejerció como periodista cultural y crítico literario en diversos medios, pero sobre todo en el diario La Nación. Tradujo poemas de Ungaretti, Senghor, Rivosecchi, Capasso, Drummond de Andrade, entre otros. Gran parte de su obra fue traducida al inglés, al italiano y al gallego. Fue miembro fundador y primer presidente (1966) de la filial de la SADE de su provincia natal y dirigió el suplemento literario del diario Corrientes.
Es considerado el primer antólogo de la Generación del 40 con la publicación de Poesía Argentina 1940-1949.
Por su obra poética obtuvo el Premio Municipal de poesía inédita 1961 y el Premio Esteban Echeverría en 1986.
Algunos de sus poemarios son: Órbita del amor (1959), Resplandor del olvido (1966), El exilio en el mundo (1969), Penúltima estación (1974), Soles y laderas (1980), Canto a Caá Catí (1985), El conterrado (1986).
Rodrigo Galarza nació en Caá Catí, Corrientes, en 1972. Es profesor en Letras, poeta y narrador. Desde el 2001 reside en Madrid donde se ha desempeñado como editor. Actualmente escribe una página de poesía en el diario El Litoral de Corrientes y dicta talleres de escritura creativa en bibliotecas públicas de Madrid.
Ha publicado una novela y ocho poemarios, entre los que destacan Parque de destrucciones (el suri porfiado, 2007) y Urubamba (el suri porfiado, 2016).
El título que hemos elegido en la presente selección no solo remarca uno de los poemarios más elevados del autor, sino que también abre y sustenta una transversalidad conceptual que orienta y dota de identidad a la selección realizada.
Martínez sabe con Rilke que «Todo ángel es terrible», que el humano es un ser en agonía entre lo visible e invisible y que en esa lucha se despiertan los abismos: «somos los devorados/ por el peso crepuscular de la piedra» (…) «Necesario es todavía cumplir la insepulta condena, el abismo de sentirse vivo».Rodrigo Galarza
«Caá Catí es una categoría mítica: la morada de lo absoluto, de lo eterno, de lo que no tiene mudanza. El lugar de lo eternamente ausente para el hombre. Porque toda conciencia es conciencia de ausencia: lo que no ha sido dado al hombre —la verdad, la inmortalidad, la infinita ausencia, en la historia del espíritu— ha devenido un Lugar».
Horacio Castillo
«Bella y transida poesía esta de David Martínez. A su acendrada calidad se unen, por igual, la transparencia y hondura de su voz».
Vicente Aleixandre
«La añoranza, que es la raíz lírica de Martínez, ni nubla su visión del mundo ni le impide manifestar un sentimiento aprobatorio de la vida (…). En muchos de sus versos hay un aliento dramático, pero jamás cae en esa angustia abrumadora bajo cuyo influjo el arte de los últimos años declara que la vida es la cosa más absurda por excelencia».
Carlos Mastronardi
[ un poema ]
Oficio del mundo
La noche
que finge una pluma
donde apoyar el cuerpo;
el paso vacilante del mendigo;
la tristeza, la duda
que nunca llegan al afán del escarabajo
sobre el espeso sueño de la tierra;
tus lágrimas,
el beso con que me despides cada mañana;
la vocación de los amantes en las desiertas alcobas;
aquel espacio por donde vemos pasar
el gastado desfile de la vida,
todo me dice
que soy parte del mundo
y que la eternidad,
solo es
costumbre de un presentimiento
solitario, vacío.